Un glosario puede definirse como una recopilación de términos especializados y, como mínimo, sus traducciones en lengua meta. También puede incluir definiciones e imágenes, en función de las necesidades del proyecto y el cliente. En realidad, un glosario puede ser tan completo como queramos, aunque en ocasiones nos baste con añadir dos o tres campos. Según Bowker y Pearson, «un glosario es, en esencia, una lista de términos en uno o más idiomas». Lo habitual es que un glosario englobe un único tema, una especialización; no obstante, en traducción, a menudo nos encontramos creando glosarios por cliente, por serie, por saga, por producto…

Un esfuerzo con recompensa

Según el tipo de proyecto, lo ideal sería crear el glosario antes de empezarlo, antes incluso de redactar el material original, para asegurar la homogeneidad desde el principio. Por desgracia, muchos clientes y creadores de contenido desconocen los grandes beneficios de este paso y, a menudo, es el propio traductor quien, por su propia iniciativa, decide crear el glosario. Además, debido a los plazos de entrega, muchos profesionales se ven obligados a hacerlo durante o, incluso, después de traducir los textos, aunque no sea lo más indicado. Crear un glosario supone un esfuerzo y, por este motivo, algunos no lo consideran un paso esencial de su proceso de traducción. Sin embargo, una vez que se conoce la importancia de este recurso, se sabe que, en realidad, nos ahorra tiempo y trabajo.

El glosario, antes

Si elaboramos el glosario como primer paso del proyecto, no solo aseguramos la homogeneidad de los textos, sino que conseguimos una mayor eficiencia y velocidad en el proceso de traducción, ya que posteriormente necesitamos invertir menos tiempo de investigación y búsqueda de terminología. Además, tendremos un punto de referencia constante para cerciorarnos de que nos adecuamos al contexto, el tono y la naturaleza del proyecto desde el primer momento, y podremos ser más precisos y evitar ambigüedades con facilidad. Estos son solo algunos de los beneficios que os iremos descubriendo en próximas publicaciones.

Qué términos incluir

Si no trabajas con textos muy especializados y, además, eres nuevo en el mundillo, quizá te estés preguntando si realmente necesitas usar un glosario y, en su caso, qué clase de palabras deberías incluir. A continuación, te presentamos algunos de los criterios de inclusión que podrías considerar:

  • Frecuencia de aparición: términos simples, pero recurrentes, son buenos candidatos, ya que tarde o temprano necesitaremos comprobar cómo tradujimos esa palabra que se repite en todos los capítulos de la serie que estamos subtitulando.

  • Términos cuyo uso no es el más común: aquellos que adquieren un significado especial en nuestros textos, interpretaciones o productos audiovisuales.

  • Términos preferidos frente a sus sinónimos: preferencias del cliente, palabras diferenciadoras de la competencia.

  • Términos complejos que puedan generar dudas: tecnicismos. Estamos convencidos de que los traductores de series como Cómo defender a un asesino agradecen tener glosarios de calidad a mano.

  • Elementos intertextuales: si traducimos una serie, película o videojuego inspirado, por ejemplo, en un libro, deberemos asegurarnos de respetar la intertextualidad.

¿Y campos?

Ahora que ya tienes claro qué términos quieres incluir en tu glosario, te estarás preguntando qué campos deberías añadirle. Como comentábamos más arriba, nuestro recurso puede ser tan completo como deseemos, pero no cabe duda de que no pueden faltar ciertos campos tales como los siguientes:

  • Término en lengua origen: una obviedad, pero hay que incluirlo en este listado.

  • Traducción: equivalencia en lengua meta, o lenguas meta, según el caso.

  • Descripción: toda información clave para el concepto como, en el caso de personajes, los pronombres que emplean y el tratamiento (tú, usted, vos) que se dispensan entre sí (cuántos disgustos nos ahorraríamos si dispusiéramos siempre de esta información, ¿verdad?).

  • Imagen: este campo no tiene por qué estar siempre presente, pero sin duda resulta muy útil en las traducciones de determinados juegos, por ejemplo, cuando se habla de herramientas o criaturas concretas. Por supuesto, también es conveniente en traducciones muy técnicas, como las referentes a piezas de motores de aviación, por ejemplo.

  • Términos prohibidos: muy útil para recoger y evitar el uso de palabras que el cliente nos ha indicado expresamente que no quiere utilizar, ya sea porque se trata de terminología empleada por la competencia o por simple preferencia.

Nos gustaría conocer tu opinión y el uso que haces de los glosarios: ¿los usas en tus proyectos? Si es así, ¿los creas antes, durante o después de traducir? ¿Por qué? ¿Qué campos no pueden faltarles? Cuéntanos qué tipo de traducciones haces y cuál es tu experiencia con el uso de este recurso. Cada traducción es un mundo y si por algo se caracteriza esta herramienta es por su versatilidad y multiplicidad de usos. ¡Estamos deseando conocer los vuestros!

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