La traducción es una actividad polifacética. Se espera que sus especialistas tengan un excelente dominio de la lengua de origen, una exquisita comprensión escrita y la capacidad de leer entre líneas en busca de matices, referencias culturales, ambigüedades o incluso aquello que no se dice. Desde la perspectiva de la lengua meta, prima la calidad de la expresión y la adaptación camaleónica a todo tipo de textos y registros. También son esenciales la habilidad de documentación, el pensamiento crítico, el conocimiento gramatical, el respeto por las normas ortográficas y encender una velita virtual en la catedral de Santiago para que podamos prestar atención a todos estos frentes a la vez. Como consecuencia, la ortotipografía suele quedar relegada a un segundo plano, no como descuido, sino porque el traductor en ciernes ha estado demasiado ocupado formándose en muchos otros aspectos de su profesión.

TABLA DE CONTENIDOS
  • ¿Qué es la ortotipografía?
  • La puntuación incompleta
  • La coma de vocativo
  • La coma criminal
  • La desaparición de las comillas angulares
  • El exceso de mayúsculas
  • La cursiva en títulos y obras creativas
  • La cursiva en extranjerismos y errores boluntarios
  • Los espacios irrompibles antes del símbolo
  • La grafía de las cifras
  • La puntuación de diálogos

¿Qué es la ortotipografía?

La Wikilengua, servicio ofrecido por la Agencia Efe y la Real Academia Española a través de la iniciativa Fundéu, la define así:

La ortotipografía es el conjunto de usos y convenciones particulares con las que se rige la escritura por medio de elementos tipográficos en cada lengua. Se ocupa de la combinación de la ortografía y la tipografía y en particular la forma en que la primera se aplica en las obras impresas: mayúsculas y minúsculas, espaciado, estilos de letras (cursiva, negrita, versalita...), puntuación, etc.

Por lo tanto, nos encontramos ante un conjunto de recomendaciones que determina la puntuación y los rasgos visuales con los que escribimos los caracteres que forman el texto. ¿Cuándo usamos la letra mayúscula? ¿Cuándo se puede introducir una coma? ¿Cómo se escriben los símbolos? ¿Para qué sirve la letra cursiva? Estas son algunas de las cuestiones que la ortotipografía trata de resolver. Puede que en un primer momento parezcan pequeñas e insignificantes, pero a menudo se emplean como vara de medir para evaluar los conocimientos lingüísticos de una persona. Después de todo, si ha tenido tiempo de informarse acerca de estas cuestiones, será porque ya domina todo lo demás.

Los diez errores ortotipográficos más comunes

1. La puntuación incompleta

Las nuevas tecnologías han devorado muchas cosas a su paso, entre otras, algunos signos de puntuación. Hoy en día es frecuente omitir los signos de apertura, tanto de interrogación como de exclamación, así como el punto final en cualquier texto que se asemeje a una conversación de WhatsApp.

La puntuación está incompleta!

¡La puntuación está completa!

Escribe bien, amiga

Así se escribe, amiga.

2. La coma de vocativo

Si bien hay comas discutibles, la coma de vocativo no es una de ellas. Con este nombre se alude a la coma que introducimos cuando nos dirigimos de manera directa a otra persona, bien sea por el nombre, el cargo o quizás otros apelativos menos agradables.

¡Te dejas la coma del vocativo imbécil!

¡Te has acordado de la coma del vocativo, guapo!

3. La coma criminal

Algo similar ocurre con la coma criminal: aquella que separa el sujeto del resto de la oración. Bajo ningún concepto debería aparecer en el texto.

La coma criminal, es una herejía ortotipográfica.

¡La coma criminal es una herejía ortotipográfica, no como esta deliciosa frase.

La coma criminal, como esta de aquí, no es una coma criminal porque forma parte de un inciso.

4. La desaparición de las comillas angulares

Junto con el auge de las nuevas tecnologías, la omnipresencia del inglés es otro de los grandes factores que ha modificado la percepción que tenemos del castellano. Una de sus huellas más indelebles es el gerundio de posterioridad, pero eso lo dejaremos para otro día. En el ámbito de la ortotipografía, nada destaca tanto como la desaparición de las tradicionales comillas angulares ante la invasión de las comillas inglesas.

Cuando le pregunté, me dijo: “Te dejo porque no usas comillas angulares.”

¡Cuando le pregunté, me dijo: «Te amaré hasta el fin de mis días porque usas comillas angulares y encima escribes el punto después de cerrarlas». <3

5. El exceso de mayúsculas

El afianzamiento del inglés como lengua franca también es la causa de que nos adhiramos al uso que los anglófonos hacen de sus mayúsculas. Los ejemplos y circunstancias en los que se da este fenómeno son abundantes, pero destaca en dos frentes: los títulos de obras de ficción y los accidentes geográficos.

Los Anillos de Poder es una obra de terror.

Los anillos de poder es una obra de fantasía.

El abuso de las mayúsculas llega hasta el Monte Everest.

Yo no abuso de las mayúsculas, te lo juro por el monte Everest.

6. La cursiva en títulos y obras creativas

La cursiva, las mayúsculas y las comillas son los tres procedimientos con los que cuenta el castellano para señalar que una palabra o grupo de palabras no forma parte del léxico común de la lengua. Hay muchos casos y excepciones en lo tocante a la aplicación de estas herramientas, pero uno de los criterios más asentados es el empleo de la letra cursiva para indicar los nombres de series, películas, libros y cualquier otro tipo de obra de creación.

“La culpa fue del chachachá”, claro que sí, guapi.

La culpa fue del chachachá, gran canción.

7. La cursiva en extranjerismos y errores boluntarios

Entre los usos más extendidos y unificados de la cursiva, se encuentran asimismo la transcripción de extranjerismos que no se han adaptado al castellano y palabras que se escriben de manera errónea voluntariamente.

He tenido un crash con las italics.

He tenido un crush con las italics.

8. Los espacios irrompibles antes del símbolo

La disposición del texto, las tabulaciones, los márgenes en las citas exentas de comillas... La ortotipografía cubre incluso el modo en el que usamos el espacio en blanco. Una de las reglas más habituales a este respecto es la separación obligatoria entre la cifra y el símbolo que la acompaña.

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9. La grafía de las cifras

Si la ortotipografía afecta a los espacios en blanco que dan forma al texto, no iba a ser menos a la hora de tratar con expresiones numéricas. No parece haber nada tan antagónico como las letras y las cifras; sin embargo, aquí nada se libra del dominio ortotipográfico. Las dudas más frecuentes hacen alusión a la grafía de las cifras de cuatro o más dígitos.

9.999 noches y 10.000 días después, sigo sin saber escribir cifras.

9999 noches y 10 000 días después, he aprendido a escribir cifras.

10. La puntuación de diálogos

La puntuación de diálogos es un arte que permite mezclar las palabras del narrador y de los personajes con una versatilidad asombrosa. Por desgracia, también las normas que rigen este tipo de textos pueden parecer, en un primer momento, asombrosas a más no poder. La clave se encuentra en saber diferenciar entre verbos declarativos y no declarativos, el uso de rayas (—) y los espacios en blanco obligatorios antes o después de ellas.

- Los verbos declarativos y no declarativos - sugirió convencido - no se diferencian en nada.

—Los verbos declarativos y no declarativos —sugirió convencido— se diferencian en el tipo de puntuación que implican.

—Los verbos declarativos llevan el punto tras el habla del narrador —añadió su hermano—. Luego, puedes seguir charlando.

—Los verbos no declarativos, por el contrario, llevan el punto antes. —Tragó saliva y volvió a la carga—. ¿Lo dejamos aquí?

Autora: Maite Madinabeitia
Traductora: Elisabet Pina